Enseñar no es imponer a otro los propios caminos o hallazgos...
A los artistas nos interesa el momento creador, ese momento tan esquivo a los genios. Es inútil esperar que acuda a nosotros así porque sí, tenemos que preparar las condiciones y después de mucho trabajo tal vez llegue la inspiración.
Leí algo como: "el arte, como la ciencia, desarrolla unos procedimientos, unas técnicas. Con ellas, los artistas y los científicos, partiendo de las diversas experiencias que nos ofrece la vida pretendemos comprender el mundo, hacer una valoración de él y transmitirlo a otras personas. Pero existe una diferencia esencial entre el arte y la ciencia: los científicos estudian las percepciones de los sentidos para descubrir leyes o conceptos que reflejen una verdad universal, los artistas seleccionamos las percepciones y las ordenamos de forma que manifiesten nuestra propia comprensión personal y cultural".
¿Cómo hacemos esto? No existe un método, el arte tiene tantos como artistas lo cultiven. Sólo sé cómo lo hice algunas veces, pero no tengo la menor idea de cómo lo haré en una nueva oportunidad.
Arribo pues con esta doctrina. Creo que sería una irresponsabilidad como vuestro profesor pretender inculcarles mi modo de hacer las cosas pues es poco probable que encuentren, en el ejercicio de la profesión, colegas que trabajen así. Las cosas que me sirvieron, o que aún me sirven, no tienen necesariamente que serles útiles; lo más probable es que no les sirva. Vengo a hacer las cosas como las “haremos nosotros”, no a desarrollar mí forma ni la de otros.
A juzgar por lo que dicen los estudiosos; el Maestro más socorrido por todos, Constantín Stanislavski, aparentemente no fue comprendido ni por Lee Strasberg (sumo sacerdote del método). No intentaré pues un camino semejante.
¿Cómo nos orientaremos? Lo común es pensar de una manera y actuar de otra. Pero creo que en un artista lo externo debe ser consecuencia de lo interno, por eso demandaré que nuestras acciones sean consecuencia de nuestras convicciones.