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martes, 15 de febrero de 2011

¡Por qué no se callan!

Hace algún tiempo compré un televisor para ver fútbol  Asistir a un estadio se había convertido en un riesgo que no valía la pena correr.

Con los años el control remoto se hizo inservible y poco después los botones del televisor. No importaba, volumen en cero y ya. Así disfruté del mundial de Alemania y Sudáfrica, éste último sin vuvuzelas.

Hasta el día que conseguí subir el volumen para escuchar una conversación en “Tiempo después”; concluido el programa, no pude volver a bajar el volumen.

Así, seguir la participación del equipo representativo de Perú en el sudamericano sub 20 se ha convertido en una molestia que no puedo solucionar cambiando de canal porque todos los narradores, comentaristas y más yerbas del ramo son, definitivamente, deficientes mentales. No encuentro otra razón a su insistencia en relatarnos lo que estamos viendo. Me pregunto cómo hacen para prescindir de la inteligencia. ¡Y cuando analizan una jugada! 



jueves, 6 de enero de 2011

Escases de agua

Reenviada por un amigo, recibí una de esas cadenas que nos alertan sobre "un futuro sin agua". No sé si cansado de recibir cadenas o por el tema, le contesté:

Mi estimado amigo, por estos tiempos vemos y leemos casi constantemente sobre este asunto. Permíteme por unos minutos asumir una posición cínica al respecto. ¿Se acaba el agua? ¡Qué se acabe! Tal vez así el planeta pueda librarse de esta especie nefasta, para la vida, llamada género humano. Digo “llamada” porque comparada con cualquier otra especie sale perdiendo. A ningún vacuno se le ocurriría sentarse en una gradería para ver como martirizan hombres; como a ningún cánido se le ocurriría criar hombres para hacerlos pelear, etc. etc. 

Pero no sólo por eso. Alejandro Dumas dice, en “Los mohicanos de París”, cherchez la femme. Yo lo parafrasearía sin ningún empacho así: rechercher le bénéficiaire. Esa es la cuestión, mi estimado amigo, ¿quién se beneficia con esta “escases de agua”? Hace muy pocos años, una universidad inglesa hizo una investigación sobre la contaminación; concluyó que embotellar agua, una (1) botella, contamina más que un automóvil viejo haciendo un recorrido de ochenta kilómetros. Otra investigación encontró que una población africana sufría de sed teniendo agua abundante a muy poca distancia, ¿por qué? Se habían acostumbrado a beber sólo agua embotellada. ¿Y qué es el agua embotellada? Eso que no queremos beber del caño: agua potable. ¿O usted cree que estos mercaderes van a gastar su preciado dinero en hacer algo más? ¿No me cree? Hace poco se suscitó un escándalo en USA, un altísimo porcentaje del agua envasada era de la red domestica y vendida un 1900% más cara; con el problema añadido de la contaminación de las botellas de plástico. Otra investigación dice que cuatro de cinco botellas es arrojada al medio ambiente. Todo esto está provocando que algunos gobiernos europeos inicien campañas aconsejando beber agua del caño.

No, mí estimado amigo. Ya el gran Iván Petróvich Pavlov nos habló del reflejo condicionado. Mucho me temo que en este asunto estamos dejando que nos traten como a perros.

Volvamos a Perú. ¿Qué se bebe en los pueblos jóvenes? Todas las “colas” del mercado porque el agua que les venden los aguadores, a precios exorbitantes, está contaminada. Si quisieran beberla tendrían que hervirla y eso resultaría más caro y laborioso que comprar una “cola” cualquiera.

¡No! Mi estimado amigo, el agua no se está acabando. Física básica: la materia no se destruye sólo se transforma. Usted sabe que a los zorros les gustan los conejos; pues bien, los zorros se alimentan de conejos; cuando hay abundantes conejos los zorros se alimentan bien y se reproducen mejor y con gran entusiasmo (como nosotros, aunque nos falte plata), tanto que comienzan a terminar a los conejos. Cuando se reduce la población de conejos los zorros comienzan a morir de hambre. Cuando baja la población de zorros, el número de conejos vuelve a crecer. Y vuelve a repetirse el ciclo. ¿Está bajando el volumen de agua? Bajará el volumen de sedientos, luego se repetirá el ciclo. Claro, usted me dirá: ¡quiénes son los que sufren primero? Le doy toda la razón, los que estamos dentro de la sartén.

¡Ah! Gracias por estos minutos de cinismo. Volvamos a la realidad. ¡Tenemos que cuidar el agua, es un elemento finito!