Transitaba por la avenida Aviación, a la altura de San Borja norte, cuando escuché a una señora que iba al volante de una camioneta preguntar a un policía, en motocicleta, por una dirección. El policía, volteando apenas a mirarla, movió la cabeza para decir que no conocía el lugar y siguió su camino. En ese momento, sintiéndome viejo, recordé aquella frase que siempre había detestado: “las cosas ya no son como antes”. Antes: el policía hubiese detenido su motocicleta, hubiese sacado su mapa de calles y muy solicito le hubiera indicado a la señora cómo llegar a su destino. Antes, ahora ya no; lamentablemente.