Traducir

jueves, 21 de octubre de 2021

On line

Esta no es una lección.
Es mi forma de aprender.

Hace unos años, en un colegio, observé a dos niños leyendo un libro durante el recreo. De pronto, uno de ellos comenzó a golpear con el dedo una página repetidamente. Al detenerse, exclamó riendo: "No abre el ‘link’". Esa broma encerraba una verdad: los niños de hoy leen de manera omnidireccional.

TESTIMONIO

Me preguntaron hace poco cómo me adapté a dar clases de manera remota. La verdad es que enseñar en esencia a distancia me resulta muy complicado.

Para muchos, puede parecer una tarea sencilla. Al fin y al cabo, las computadoras son parte de nuestra vida cotidiana: las encendemos como máquinas de escribir o las usamos como televisores con infinitos canales.

Pero cuando surgió esta condición existencial, pocos en el ámbito educativo estábamos preparados. Algunos, como yo, sabíamos teóricamente qué hacer, pero —como dice el dicho— "una cosa es saber cómo se hace y otra hacerlo". Otros, la mayoría, intentaron salvar el apuro como pudieron.

Los únicos verdaderamente preparados eran los estudiantes. Para ellos, este medio es parte de su saber ordinario; para nosotros, los profesores, no. Una analogía: es como cruzar un río junto a nadadores expertos. Ellos lo harían con naturalidad; nosotros, no. Puedes tomar clases intensivas, pero nunca igualarás su destreza.

Afortunadamente, las restricciones están llegando a su fin (o al menos esa es mi expectativa). Podríamos hacer borrón y cuenta nueva, pero sin olvidar las lecciones aprendidas. No habrá vuelta atrás, por más que las clases vuelvan a ser presenciales. Entramos —aunque abruptamente— en la era de los canales artificiales de comunicación.

REPASO

Un breve recuento de lo que he logrado registrar hasta ahora:

"Aceptar que, mientras los alumnos viajan en automóviles de alta gama, nosotros lo hacemos en bicicleta. Para no perderlos de vista, debemos conocer —además del tema a tratar— qué es un sistema operativo, una suite ofimática, programación, lenguaje cinematográfico y cómo dominar una plataforma de videoconferencias."

EL SISTEMA OPERATIVO

Dejemos de repetir "Windows" como si fuera un genérico (como "Quaker" o "Ayudín"). Sabemos que la avena no es solo "Tres Ositos", pero con los sistemas operativos muchos no distinguen marcas —no por lealtad a Bill Gates, sino por desconocimiento—.

Un sistema operativo es el programa que gobierna la computadora y todos sus aplicaciones. Existen varios: Para computadoras: Windows (Microsoft), macOS (Apple), Linux (Ubuntu, Fedora, etc.), Chrome OS. Para smartphone y tablets: iOS (Apple), Android (Google).

SUITES OFIMÁTICAS

La más popular (y costosa) es Microsoft Office, pero hay alternativas gratuitas o más económicas igual de funcionales para entornos académicos o profesionales.

Suite
Editor DeHoja dePresentador de
TextosCálculoDiapositivas
MsOfficeWordExcelPowerPoint
iWorkPagesNumbersKeynote
LibreOfficeWriterCalcImpress
PageMakerText MakerPlan MakerPresentations

En mis notas subrayo:

"No obligar a los alumnos a gastar en software caro. Si los inducimos a comprar MsOffice, nos convertimos en vendedores gratuitos de Microsoft. Las copias piratas no son opción si hablamos de ética."

PROGRAMAR

No se trata de escribir código complejo, sino de pensar en algoritmos: secuencias lógicas para resolver problemas. Hoy, no saber programar es como no saber leer. Steve Jobs decía: "Programar enseña a pensar", porque exige claridad y elimina ambigüedades.

LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO

Brevemente, para despertar interés:

"El cine es audiovisual. Imagina a alguien tomando café en silencio mientras escucha Una noche en el Monte Calvo (Músorgski). Luego repite la escena con el Nocturno en Do sostenido menor (Chopin). La percepción cambia radicalmente."

Los jóvenes están inmersos en este lenguaje. Tal vez no conozcan su gramática, pero lo interpretan mejor que muchos adultos. Mientras ellos absorben planos de segundos, nosotros esperamos horas su atención frente a una pantalla pixelada.

INTERNET

"Contratar un servicio eficiente. La empresa dominante en mi región no lo ofrece."

PLATAFORMAS (ZOOM, MEET, ETC.)

Elegir una compatible con los dispositivos de los alumnos. Dominarla antes de usarla. Nunca pedir algo que no hayamos probado antes. Recordar: las máquinas obedecen comandos. Si algo falla, el error suele ser nuestro.

LA DEL ESTRIBO

Suele decirse que "los jóvenes no leen", pero quienes lo afirman son a menudo séniores que se resisten a leer en una pantalla. Si queremos que lean, los libros para ellos no pueden seguir los cánones del impreso en papel.

viernes, 6 de agosto de 2021

Memes, cyberbullies, trolls...

Ayer, un par de amigos, a quienes conozco desde mi “cercana” infancia, se enfrascaron en una discusión a gritos frente a mi casa. Se decían de todo, como enemigos. Al principio me dije: deben estar borrachos; pero no, no lo estaban. ¿Sobre qué el asunto? Una nimiedad. ¿Quién tenía razón? Ninguno; según yo. Todo era ajos, cebolla, pimienta, harto ají e invocaciones a la madre del otro.

Eran amigos, no podían estar tratándose así; es más, eran mis amigos. Le quité el polvo a mis pergaminos de árbitro de artes marciales y salí a imponer la cordura, un poco de orden e instaurar la paz. Me mandaron a la pita que se rompió. Disgustado, volví sobre mis pasos decidido a olvidar a aquellas amistades.

De regreso, en casa, me instalé a la PC dispuesto a continuar con mis tareas cotidianas; intercambié ventanas: writer, impress… No. Me dije, primero algo de ocio para olvidar el mal rato. Abrí el “feis” y zas, un meme diciéndole zamba canuta a... Por supuesto con comentarios a favor y en contra, debidamente sazonados.

Escapando de un bochinche real, caía en uno virtual. Si acababa de cancelar la amistad de conocidos reales por qué tenía que soportar a unos virtuales, muchos de los cuales ni conocía. Me dispuse entonces a borrar “contactos”. Pero una voz interior o exterior, no lo sé, me dijo: no generalices.

Así que, correré el riesgo de que me vuelvan a remitir a la pita que...

¿Admiras u odias a alguien? Tendrás tus razones, pero no pretendas que comparta tu admiración u odio porque sí. ¿Quieres hacer de mi uno de tus prosélitos? No lo vas a conseguir reenviándome un meme.

Sucintamente, te cuento:

El 18 de julio de 1962, el general Ricardo Pérez Godoy derrocó a Manuel Prado Ugarteche. Lo recuerdo porque en la familia se armó un avispero. Un tío era odriista; otro, aprista; no faltaba el belaundista ni el comunista, que era recibido con aprehensión. Durante esas reuniones, chilcanos y ponches con licor de por medio, se hablaba de personas que no conocía, pero que sentía cercanas por la familiaridad con la que los tíos se expresaban de ellas. Lo único que los sacaba de esas acaloradas discusiones, uniéndolos en un brindis unánime, eran los triunfos de Mauro Mina. Desde entonces, por influencia de tíos y primos mayores, me he mantenido informado de la política doméstica. El año 1968, un 3 de octubre, otro general, Juan Velasco Alvarado, derrocó a Fernando Belaunde Terry. Por entonces, yo ya en tercero de media, quise ver de cerca las cosas para poder meter mi cuchara en las reuniones de casa y me di una vuelta por la plaza de armas. 

De jovencito traté de leer El Capital. Como la lectura de ese libro me resultaba complicada pedí ayuda a mis amigos marxistas. Ninguno lo había leído, pero eso no era óbice que los cohibiera de lanzar largas peroratas sobre el tema en cuanta oportunidad se presentase. El año 1977 leí En Cuba de Cardenal y Archipiélago Gulag de Solzhenitsin: uno, de los dos, tenía que ser ficción.

Así que, ya que Mao decía: “quien no ha investigado no tiene derecho a opinar”: aprovechando mi oficio me fui a trotar por el mundo. Visité Moscú en la era soviética, después, durante el mundial de futbol que organizó Rusia; Alemania (las dos), antes y después de la caída del muro; China, Corea. Aquí cerca, Argentina en tiempos de Videla, Chile de Pinochet (donde portar un texto como La dinámica de la revolución industrial podía meterte en problemas porque en el título decía revolución) y Brasil de Figueiredo. Y por supuesto, Perú de los últimos sesenta años. He conocido, visto, vivido; digamos algo, un poquito.

¿Necesito orientación? Bueno, ayúdame, pero con evidencias de lo que dices. Mientras tanto, no me “reenvíes” memes proselitistas denigrando a uno u otro. Cuando lo haces pienso que crees que tengo una discapacidad mental. No suelo dar crédito a las pruebas IQ porque me recuerda a la craneometría; pero si me tengo que atener a ellas para demostrar que soy capaz de hacer inferencias, derivaciones, conclusiones, etc. Dejando de lado la modestia, te informo que tengo un IQ arriba del promedio. El primer programa para PC, que desarrollé, lo hice en tres días sin saber nada de computadoras (aún sé poquísimo); averigüé lo que era un algoritmo en términos de programación, diseñé y codifiqué el algoritmo que solucionaba el problema y ya. Me pagaron bien.
 
Cuando quieras compartir un “meme” selecciona a tus amigos, a aquellos que sabes que van a disfrutar de él. El “feis” te da esa opción. Por mi parte; prometo no enviarte mensajes que digan que Alianza Lima es el mejor club peruano, para qué si eso lo sabe todo el mundo; ni uno que hable mal de tu club o cualquier otro. Tampoco sobre dogmas de fe; prometo no enviarte cadenas. ¿Y de política? Si estás enterado, agradeceré que me informes; pero si sólo es una conjetura, especulación o “noticia sin confirmar”, por favor, dispénsame. Equivocadamente, en mi opinión, se dice que el periodista tiene un mar de conocimientos con un centímetro de profundidad; pero recurro a esa metáfora para pedirte que, si sólo deambulas por las orillas de un mar como ese: exímeme.

sábado, 31 de julio de 2021

Cualquier tiempo pasado fue mejor

En un grupo de amigos solía bromear con quienes evocaban con nostalgia aquella copla de Jorge Manrique: “Cualquier tiempo pasado fue mejor”. No lo volveré a hacer. 

Cansado del pésimo servicio de Movistar, cancelé mi contrato con esa empresa, activé la TDT en mi televisor y me dispuse a ver un programa sobre deportes. Lo hice con mi mejor ánimo, pero los encargados de presentarlo rápidamente me hicieron añorar el pasado.

Los señores a cargo de los programas actuales demuestran que todo eso que peyorativamente atribuimos a las mujeres tenemos que reconsiderarlo. No, no es una característica de las mujeres; en todo caso, de algunas; como también de algunos dizques “periodistas”: hablan al mismo tiempo, no se escuchan, gritan; no informan, no conversan, no razonan; parlotean, murmuran, cuchichean, comadrean. Sin ningún respeto por el público; mientras uno de ellos permanece arrellanado y displicente, atento a su teléfono, el otro se desaliña sin esfuerzo; los acompañan otros que no hace falta citar. A estos caballeros; un coordinador, director o alguien, debería hacerles notar que si bien trabajan para una estación de radio, ésta también emite una señal de video.

Cualquier profesional, que se precie de serlo, se prepara teórica y técnicamente. Asumamos que cognitivamente están preparados, pero no tengo que esforzarse mucho para opinar que técnicamente no. Las competencias que deberían tener para ser considerados profesionales: impostación, dicción, propiedad y elegancia en el lenguaje, presencia, etc., están ausentes en estos señores. Mejorarían bastante si, para comenzar, tuvieran presente aquél viejo refrán: “cuando un burro rebuzna los demás paran las orejas”.

Como a muchos, les falta ambición. Se conforman con su mediocridad, de la que supongo creen liberarse criticando la mediocridad de otros. Hay que ser bien caradura para criticar una deficiencia en un deportista siendo un comunicador, locutor, con las carencias señaladas.

martes, 13 de julio de 2021

De "Líderes de opinión" e "influencer"

Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira
todo es según el color
del cristal con que se mira.

Ramón de Campoamor

Allá por los años 80, comenzando la década, dictaba clases en el Club de Teatro. Un día comenté que necesitaba cortarme el cabello. Zarelita, muy solicita, me dijo que por ahí cerca ofrecía sus servicios una muy buena peluquera. Tomé nota de la dirección y fui. Realmente era buena en su trabajo; así que, me convertí en un cliente más.

Y como suele suceder en estos casos, la cháchara cliente-peluquera, peluquera-cliente, se hizo confidencial. Un día, hablando de mi oficio, comenzamos a hablar de los actores. De pronto, recordó a un colega argentino afincado en Perú. Me contó que lo conoció cuando trabajaba en la peluquería de un reputado estilista de la época. El personaje, en mención, que ya lucía una avanzada calvicie, acudía a que le tiñan el cabello que le quedaba. Uno de esos días lo atendió ella. En un momento de la tarea se percató de que el tinte estaba manchando el cuero cabelludo del cliente. Muy preocupada, informó del asunto al estilista. El reputado coiffeur la calmó; le alcanzó una mota de algodón embebida en un poco de detergente de vajillas y la instruyó: “si te pregunta, dile que es un producto francés…” Así lo hizo. Entre risas, recordó que el actor había comentado que se sentía como una cacerola; y que se fue satisfecho.

La credibilidad del coiffeur había salvado el momento. Yo también hubiese creído lo que me dijese. Era el salón más prestigioso del país. Pero a cuento de qué viene todo esto, ¿Puro chisme? No.

Hasta hace muy poco eran los "líderes de opinión", ahora son los “influencer” los que moldean la conducta de los individuos. Como el gran coiffeur, éstos son vistos como alguien en quien se puede confiar (juicios, opiniones, etc.) y, por lo tanto, como ejemplos a seguir sin necesidad de evidencias que demuestren que lo dicho por estas personas es verdad. Pura confianza, creencia, esperanza en que lo que dicen es legitimo, cierto: fe.

Estos líderes de opinión y o influencer se aprovechan de nuestra necesidad de saber, estar al tanto, conocer las cosas. 

Neil deGrasse Tyson, astrofísico y divulgador científico, director del Planetario Hayden en el Centro Rose para la Tierra y el Espacio, dice: “La gente tiene una necesidad incontrolable de tener una respuesta para lo desconocido. Entonces pasa de una declaración totalmente ignorante a una declaración totalmente segura”.