- Autónomo: moverse para encontrar tensiones “personales” y “liberarse de ellas”.
- Gimnasia emocional: de búsqueda de lo que, emocionalmente, los cuerpos de los personajes ocultan, ¿búsqueda de las “tensiones” de los personajes?.
- Ritual: conflicto, corporal, “sin violencias”.
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miércoles, 16 de septiembre de 2009
Seminario, día 1
jueves, 10 de septiembre de 2009
Sé sincero; sé artista*
Pero no basta que conozcas el arte o que lo admires; es necesario que te acerques más a él. Bien sé que no todos podemos aspirar a crear belleza, pero sé también que, al lado de la capacidad para hacerlo, existe la necesidad de dar salida a inquietudes y aspiraciones que palpitan en todo ser humano. Debemos expresarnos, abrir causes al caudal que circula en nuestro interior y pugna por exteriorizarse. Y ¿hay acaso forma mejor de hacerlo que por intermedio de “las artes”? No pretendas, si no tienes capacidad para ello, producir obras maestras; no aspires a perfecciones imposibles, pero, no por ello, renuncies a manifestarte a través de las mil posibilidades que la actividad artística te ofrece. Escribe, pinta, haz música, creando belleza, si puedes, pero, si no estás destinado a ello, por el puro placer de expresarte, por el goce sencillo de ser tú verdaderamente. Verás como lo que hagas, despojado de todo componente de aspiración egoísta y de todo deseo de afirmación del propio Yo, no sólo te dará una inmensa satisfacción, que no puede ser substituida, sino que te permitirá conocerte mejor y acercarte más a ti mismo, al verdadero ser que llevamos todos dentro, que posee una serie de posibilidades admirables y que es generalmente mucho mejor que el Yo que usamos para vivir todos los días, limitado por la realidad, los prejuicios y el miedo.
Basta con ser sincero; basta con renunciar a pretensiones fuera de lugar, con no pensar en la opinión de los demás y con entregarse al placer del arte por él mismo, por el goce que nos ofrece al permitirnos dar salida a lo más auténtico de nuestro Yo, generalmente estrangulado por la pequeñez de nuestro egoísmo.
Escribe aunque no “sepas” hacerlo, pinta aunque, al comienzo, te parezca imposible, canta, si lo deseas; hazlo todo por ti mismo, entregándote a esas actividades con sencillez, con amor y con ingenuidad y verás cómo tu vida se enriquece, cómo tu horizonte se amplía y tus horas se completan. Verás cómo cada día eres mejor y comprenderás cómo es el sentimiento y no la razón el que nos hace conocer las grandes verdades y nos hace capaces de ser nosotros mismos y, por ese camino, unirnos a los demás.
martes, 23 de junio de 2009
Yo estoy mal, tú estás mal, ¡qué bien!
No habían pasado ni dos días y ya estábamos con que la ‘leoparda’, realmente, nunca había significado peligro para Kina.
Entonces recordé un encuentro con unos amigos, a la salida de un cine:
– Tienes que verla, se llora rico – me comentaron.
No sé de dónde nos nace esta complacencia en el sufrimiento, esta incapacidad para disfrutar del éxito. Nos gusta sentirnos jodidos y si no lo estamos, buscamos estarlo. Por supuesto, en el camino arrastramos a los demás, nadie puede estar bien. Parece que nuestra consigna es: “yo estoy mal, tú estás mal, ¡qué bien!”
Por eso, ayer, mientras veía una entrevista a un dirigente deportivo, no me sorprendió escucharlo decir, muy docto él, que no esperáramos mucho de Vivian Baella, porque no tenía la estatura necesaria para un deporte como el vóley, etc. etc. Claro, como él ha sido un "deportista de alta competencia", en sus sueños, sabe de esas cosas. Y el periodista que lo entrevistaba, le daba la razón y las gracias por su descarnada declaración.
¡Imbéciles! Aunque fuese cierto, ¡qué importa! ¡Ganamos! Disfrutémoslo. Después me cuentan que Irma Cordero superaba los dos metros, me explican el maravilloso biotipo de Cueto, Maradona y tantos…
No debemos tener sentimientos de culpa por haber ganado y, lo más importante, dejemos de sembrar esa maldita semilla en nuestros jóvenes.