Traducir

domingo, 27 de enero de 2013

¿SI o NO?

Cuando participo en reuniones suelo no discutir de futbol ni de religión porque son asuntos en los que no prima la razón. El primero, una pasión; el segundo, una cuestión de fe. Así que, para qué. Ahora, tampoco hablo de política; no porque piensen distinto, sino porque sin conocer los hechos, basados sólo en "argumentos de autoridad" o “noticia sin confirmar” se discute con una seguridad rayana con la fe.

Así que; dadas la circunstancias, sigo el consejo del escritor estadounidense Samuel Langhorne Clemens: "nunca discutas con un ignorante, te hará descender a su nivel y ahí te vencerá por experiencia".

martes, 19 de junio de 2012

Las policías son un peligro

Iba conduciendo por la Av. México cuando, a la altura del mercado Metro, el semáforo cambió a rojo; entonces me detuve en segunda fila, detrás de un taxi. Una mujer policía, en motocicleta, avanzó esquivando los autos y se detuvo a la derecha del taxi. Esperamos. Al encenderse la luz verde: la policía partió girando inesperadamente a la izquierda; el taxista frenó abruptamente; ella siguió su camino como si su accionar hubiera sido correcto. El taxista se quedó detenido. Cuando pude, retrocedí y luego avancé; al llegar a la altura de su ventanilla, solidarizándome con él, le dije: ¡son un peligro! 

Pensar que cuando se incorporaron al servicio se esperaba que su participación mejorara las cosas; hoy, la realidad, nos muestra que no es así. 

Apremiado por el tiempo, en ocasiones, he tenido que dejar mi auto (en un embotellamiento infernal) y seguir mi camino a pie. Al llegar al núcleo del problema me he encontrado con algunas mujeres policía que, imperturbables ante el lío, displicentemente conversaban a través del teléfono celular que llevaban adherido a una oreja. Algunas veces, no pudiendo avanzar ni a pie, he escuchado parte de las conversaciones que tenían a través de esa “prótesis”. ¿Recibían o daban instrucciones para solucionar el problema? No. ¿De qué hablaban? Una, de la querida del comandante; otra, organizaba la salida del fin de semana; una tercera, que quería cambiar de marido; una cuarta, el colmo, se quejaba de que los choferes la querían coimear sólo con cinco soles; veinte, mínimo, sino no atraco: decía. 

Hay un viejo refrán que dice: quien mucho abarca poco aprieta. Las mujeres han llevado a su hacer profesional, en la policía, aquello de que son capaces de hacer muchas cosas simultáneamente; pues sí, pero mediocremente y mal. 

martes, 15 de febrero de 2011

¡Por qué no se callan!

Hace algún tiempo compré un televisor para ver fútbol  Asistir a un estadio se había convertido en un riesgo que no valía la pena correr.

Con los años el control remoto se hizo inservible y poco después los botones del televisor. No importaba, volumen en cero y ya. Así disfruté del mundial de Alemania y Sudáfrica, éste último sin vuvuzelas.

Hasta el día que conseguí subir el volumen para escuchar una conversación en “Tiempo después”; concluido el programa, no pude volver a bajar el volumen.

Así, seguir la participación del equipo representativo de Perú en el sudamericano sub 20 se ha convertido en una molestia que no puedo solucionar cambiando de canal porque todos los narradores, comentaristas y más yerbas del ramo son, definitivamente, deficientes mentales. No encuentro otra razón a su insistencia en relatarnos lo que estamos viendo. Me pregunto cómo hacen para prescindir de la inteligencia. ¡Y cuando analizan una jugada! 



jueves, 6 de enero de 2011

Escases de agua

Reenviada por un amigo, recibí una de esas cadenas que nos alertan sobre "un futuro sin agua". No sé si cansado de recibir cadenas o por el tema, le contesté:

Mi estimado amigo, por estos tiempos vemos y leemos casi constantemente sobre este asunto. Permíteme por unos minutos asumir una posición cínica al respecto. ¿Se acaba el agua? ¡Qué se acabe! Tal vez así el planeta pueda librarse de esta especie nefasta, para la vida, llamada género humano. Digo “llamada” porque comparada con cualquier otra especie sale perdiendo. A ningún vacuno se le ocurriría sentarse en una gradería para ver como martirizan hombres; como a ningún cánido se le ocurriría criar hombres para hacerlos pelear, etc. etc. 

Pero no sólo por eso. Alejandro Dumas dice, en “Los mohicanos de París”, cherchez la femme. Yo lo parafrasearía sin ningún empacho así: rechercher le bénéficiaire. Esa es la cuestión, mi estimado amigo, ¿quién se beneficia con esta “escases de agua”? Hace muy pocos años, una universidad inglesa hizo una investigación sobre la contaminación; concluyó que embotellar agua, una (1) botella, contamina más que un automóvil viejo haciendo un recorrido de ochenta kilómetros. Otra investigación encontró que una población africana sufría de sed teniendo agua abundante a muy poca distancia, ¿por qué? Se habían acostumbrado a beber sólo agua embotellada. ¿Y qué es el agua embotellada? Eso que no queremos beber del caño: agua potable. ¿O usted cree que estos mercaderes van a gastar su preciado dinero en hacer algo más? ¿No me cree? Hace poco se suscitó un escándalo en USA, un altísimo porcentaje del agua envasada era de la red domestica y vendida un 1900% más cara; con el problema añadido de la contaminación de las botellas de plástico. Otra investigación dice que cuatro de cinco botellas es arrojada al medio ambiente. Todo esto está provocando que algunos gobiernos europeos inicien campañas aconsejando beber agua del caño.

No, mí estimado amigo. Ya el gran Iván Petróvich Pavlov nos habló del reflejo condicionado. Mucho me temo que en este asunto estamos dejando que nos traten como a perros.

Volvamos a Perú. ¿Qué se bebe en los pueblos jóvenes? Todas las “colas” del mercado porque el agua que les venden los aguadores, a precios exorbitantes, está contaminada. Si quisieran beberla tendrían que hervirla y eso resultaría más caro y laborioso que comprar una “cola” cualquiera.

¡No! Mi estimado amigo, el agua no se está acabando. Física básica: la materia no se destruye sólo se transforma. Usted sabe que a los zorros les gustan los conejos; pues bien, los zorros se alimentan de conejos; cuando hay abundantes conejos los zorros se alimentan bien y se reproducen mejor y con gran entusiasmo (como nosotros, aunque nos falte plata), tanto que comienzan a terminar a los conejos. Cuando se reduce la población de conejos los zorros comienzan a morir de hambre. Cuando baja la población de zorros, el número de conejos vuelve a crecer. Y vuelve a repetirse el ciclo. ¿Está bajando el volumen de agua? Bajará el volumen de sedientos, luego se repetirá el ciclo. Claro, usted me dirá: ¡quiénes son los que sufren primero? Le doy toda la razón, los que estamos dentro de la sartén.

¡Ah! Gracias por estos minutos de cinismo. Volvamos a la realidad. ¡Tenemos que cuidar el agua, es un elemento finito!